En una
ocasión escuche de un hermano religioso la siguiente afirmación. “Todo mercedario debiera ser capaz de hablar
de María de la Merced sin grandes problemas, porque cada día esta bajo su manto
protector” … con esa certeza comienzo esta pequeña reflexión. No quiere ser
un tratado de mariología o que respete una cierta rigurosidad “teológica”. Simplemente es lo que
un hijo puede decir de su Madre.
Es una
mirada distinta ha lo habitual, donde lo extraordinario se transforma muchas
veces en lo ordinario, que por
acostumbrarnos perdemos la posibilidad de mirar la realidad en toda su
profundidad.
En nuestra
casa de formación hay un enorme cuadro de María de la Merced, (subiendo por la escala hacia el segundo
piso, los que conocen nuestra casa se recordaran), aparece coronada como Reina.
Junto a ella, a sus pies. Están todos los Santos de nuestra Orden. Es un
ramillete de vidas que entregaron lo mejor que tenían a la obra redentora, cada
uno en sus tiempos y momentos históricos. Pero hay algo en común en todo ellos.
En todas su vidas estuvo presente María de la Merced.
En ellos y en nosotros la santidad en ultima instancia no depende de
nosotros. Somos pequeñas creaturas que se ponen al servicio de la misericordia
de Dios y que quiere ser entregada a los hombre. Nos consagramos a Dios para
ser instrumento que puedan transparentar el Rostro Amoroso de Dios.
Nuestra formula de profesión religiosa lo
reafirma con fuerza: “Nos consagramos a
él más íntimamente para seguir a Cristo durante toda nuestra vida y nos incorporamos esta familia” que tiene como Madre a
María de la Merced.
Pero
volvamos a la pintura, al hacer esta pequeña reflexión y mirar con más atención
esta obra puedo darme cuenta que hay pequeños detalles que probablemente muestran
algo mucho más profundo, que el artista quería plasmar.
Entre este
grupo de santos hay un espació que puede ser llenado por otra persona. Una
primera interpretación podría ser que ese espacio es para nosotros, los que
miramos esta pintura, se puede ver a Santa María del Cervellon y San Pedro
Nolasco que nos invitan a ocupar este
lugar. ¿ Podríamos concluir que hay insinuada una intención vocacional en la obra?
, No se si serian las intenciones del artista, sabemos que los primeros
misioneros usaron obras como esta para evangelizar. Interpreto hoy esta pintura
como una invitación a ser parte de
esta familia que tiene como Reina a María de la Merced.
Una segunda
mirada tiene que ver igualmente con una invitación pero esta vez podría ser mas
concretamente al cautivo de ayer y de hoy. Que ha sido liberado y que es
restituido en su dignidad de hijo. Ambas interpretaciones apuntan a lo
mismo, es una invitación a ser parte de esta comunidad, donde María ocupa un
papel central.
¿Qué lugar
ocupa María en mi experiencia de fe? ¿Qué papel ocupa María en nuestra
propuesta vocacional? ¿Cómo está presenta María en nuestra propia vocación?.
Son preguntas que nos podrían ayudar ha hacernos conscientes de manera mas profunda
del papel que ocupa María de la Merced en nuestras obras y en nuestra propia
vocación de mercedarios (as).
En estos días
en que celebramos a María de la Merced o Madre de las Misericordias, valoremos
la posibilidad que tenemos de ser parte de esta familia de redentores (as), que
con nuestra vida y testimonio trabajemos por la libertad y el respeto por la
dignidad de todo ser humano.
María Madre
y Reina de las Misericordia. Ruega por
nosotros.
MSB