viernes, 30 de septiembre de 2011

María de la Merced


Siempre he pensado que Virgen de la Merced, no es sólo una de las Advocaciones a la Virgen. Siempre pensé que es una forma clara de amor de Dios a cada uno de sus hijos por las siguientes razones:

1. Merced es Misericordia. Misericordia es el amor que pasa por el corazón de madre, es amor maternal, es amor femenino, es amor incondicional (….como el de las madres que entregan a su hijos a la ley, porque saben que es lo único que queda como alternativa y finalmente son las únicas que van a la cárcel a visitarlos hasta el día que salen…nuestras cárceles están llenos de esos ejemplos y nuestras cárceles simbólicas también…. Amor de María que entrega al niño de sus entrañas y lo dona para salvación de todos.) Misericordia es amor de las entrañas. Dios así nos ama. María es mediación del amor potente de Dios.

2. Nuestra Mercedes orienta la existencia hacia la Libertad. Susurra amorosa pero firme al oído de Pedro Nolasco la instalación de una Empresa que naciendo de una realidad histórica, será una eterna travesía espiritual, que es conducir la existencia de los hombres hacia la libertad, sobre mares cambiantes e incesantes. Merced es libertad. Y si es libertad, trasmite la dignidad más profunda de los hijos de Dios. Para ella no importa nuestra condición terrena personal. Me ama y concibe libre por ser hija de Dios, ante sus ojos dulces conservo mi dignidad de ser persona.

3. Pero no hay libertad sin verdad. Por tanto Mercedes es también verdad, realidad. María de la Merced advierte que su tarea comienza en liberar cautivos de grilletes, pero actualmente nos demanda a liberar las cautividades más difíciles de ver porque están iluminadas de luces que no reconocemos y que incluso a veces protegemos como buenas, como verdaderas luces. Por ejemplo vemos el cuidado y protección de sí mismo como algo positivo que a veces es sólo expresión de la cautividad del ego. La necesidad de servir y administrar servicios, tareas, funciones profesionales, etc.; el conducir personas, grupos e instituciones hacia sus objetivos; lo que a veces es sólo la cautividad del ansia de poder. Desarrollamos la capacidad de analizar hechos, eventos, circunstancias con objetividad para avanzar como grupo, cuando a veces es sólo expresión de la cautividad de la falta de caridad. Tenemos la idea que somos humildes y sensibles porque pedimos perdón por nuestras faltas cuando en realidad no estamos arrepentidos y queremos fisurar conflictos porque somos cautivos de la mirada estratégica.

Para nosotros, cautivos de este tiempo…es más difícil. Sacar un grillete es algo concreto, a la vista., que el otro quiere que ocurra. Pero poner luz donde en apariencia la hay, es muy duro, particularmente para mí misma. Me cuesta iluminar mis sombras brillantes.

La verdad que la Libertad nos demanda a buscar, está íntimamente relacionada con la Realidad. Y la realidad no es la que se ajusta a nuestras percepciones de ella, porque son sólo eso, “percepciones”, las que sólo logro integrar cuando acepto la “percepción” de otro como válida junto a la mía. La verdad de la realidad exige estar con los otros, comprender (prenderse en el corazón) a los otros, interpretar al otro (explicarse en el corazón lo que otro siente) y con ello construir una nueva realidad, más cercana a la verdad porque están participando los demás. Nadie queda afuera, porque los invito a quedarse; no es que los integre (darles un espacio), es más que eso; simplemente no están afuera porque están incluidos.

4. La verdad de Mercedes exige comunidad. Por tanto Mercedes es también Comunidad, es experiencia de grupo, es experiencia de completarse en el otro. El otro, es parte fundamental de mi experiencia de ser yo mismo. Sólo con la real y verdadera relación y vínculo con ese Otro, mi ser se experimenta en la gracia de ser hijos comunes de Dios. Si no experimento al otro, ¿cómo delineo mi propio ser?, ¿Dónde encuentro mis límites?, ¿Cómo veo mis sombras y luces?, ¿Cómo se quién soy?

5. La Virgen de la Merced es madre, es hembra, y como tal sus manifestaciones femeninas vienen a completar las disposiciones masculinas de fe, de vida, de expresión que necesitamos para conducir nuestras vidas personales y comunitarias en esta maravillosa empresa de ser “libres” para algún día “liberar”, en una tensión permanente entre verdad y libertad que la femenina figura y condición de María de la Merced sabe tan bien integrar.

Libertad. Verdad. Realidad. Legitimar al otro. Inclusión. Comunidad. Misericordia. Integración de lo femenino en lo masculino. María de la Merced es más que una advocación. Es una vocación. Por eso, gracias por estos casi 800 años de amor de las entrañas….


María Soledad Rivera

Psicopedagoga CSPN de Valparaíso